Astrid Dacosta pensó que su paso y el de su hijo por la hemodiálisis del hospital J.M. de los Ríos sería rápida. Que su pequeño se dializaría por un tiempo corto, eventualmente conseguiría un trasplante y volvería a llevar una vida normal como cualquier otro niño. Se equivocó. Dos años después de su ingreso a la unidad, Daiker no puede realizarse el procedimiento por un problema con su catéter y no puede optar a un riñón porque desde junio del año pasado paralizaron el programa de trasplantes.

Dacosta es apenas una de las madres de pacientes de Nefrología que protestaron este martes, 20 de febrero, frente al hospital de niños. El clamor es el mismo: dotar al centro con insumos, reactivar las operaciones de trasplantes y garantizar el derecho a la salud y a la vida de los más pequeños.

“Daikener tiene tres semanas sin dializarse porque el catéter que le conseguimos no le funciona. Está hinchado y los valores se le alteraron. El catéter que él necesita no existe y le pusieron otro con unas medidas más pequeñas. No le duró ni una semana”, lamentó Dacosta.

Anteriomente, el centro pediátrico proveía a los pacientes los catéteres que requerían según sus especificaciones. Ahora, las madres y los padres de los niños deben buscar el aparato por su cuenta o acudir a fundaciones.

“Cuando a mi hijo lo diagnosticaron, pensamos que,, si su riñón no funcionaba, lo trasplantaban y listo”, indicó Dacosta. “Ya no hacen operaciones de trasplantes, faltan insumos para las diálisis, tenemos tres meses buscando el catéter. Mi hijo no quiere depender de una máquina, él quiere una vida normal”.

Astrid Dacosta, madre de Daikeiner, paciente renal de 8 años

Aun si el programa de trasplantes estuviera activo, Dacosta y su Daikeiner vivirían un verdadero suplicio para encontrar los medicamentos inmunosupresores, fármacos que previenen que el organismo rechace el nuevo órgano. Essith Zambrano y a su hijo, Obeima Rodríguez, viven la agónica búsqueda a diario. La madre del adolescente de 15 años teme que pierda el riñón que tanto le costó conseguir y cuidar durante casi una década.

“A mí hijo lo trasplantaron el 20 de abril de 2008. Es injusto que él vaya a perder su órgano porque no hay medicamentos, algo tan difícil de lograr como lo es un trasplante“, denunció Zambrano. Añadió que su hijo ha tenido que reducir las dosis de inmunosupresores para extender el poco tratamiento que le queda.

Uno de sus temores es que Obeima pierda el órgano y deba regresar a las sesiones de diálisis tres veces por semana, especialmente en medio de la escasez de insumos para las máquinas dializadoras que atraviesan las unidades de todo el país.

“Tenemos las manos amarradas ¿Cómo vamos a hacer con el muchacho? Ya se nos está muriendo por falta del medicamento“, dijo Zambrano.

Las madres denunciaron que no solo hay fallas de medicamentos inmunosupresores, sino también de antibióticos, antihipertensivos y analgésicos. Advirtieron que, de 15 máquinas disponibles en la unidad de hemodiálisis del hospital de niños, únicamente funcionan seis.

Sin derecho a protestar

Los padres y madres de los pacientes no solo denunciaron las condiciones en las que se encuentra el servicio de Nefrología. También advirtieron que trabajadores del Ministerio de Salud les dicen que no pueden protestar.

Carlos Falcón, padre de la paciente Carlisbeth Falcón, denunció que incluso han amenazado con llamar a colectivos para evitar que se denuncie la situación del hospital.

“No pueden salir a protestar, eso está prohibido” o “en el hospital hay de todo” son algunas de las respuestas que les dan los trabajadores del Ministerio de Salud y del nosocomio a los representantes de los pacientes.

“Ellos dicen que en el hospital hay de todo y que ellos están trabajando, pero no veo que hayan conseguido el catéter que necesita mi hijo”, expresó Dacosta.

Deja un comentario