Gilberto Altuve nunca perdió la esperanza de que su hijo se recuperara. Soñaba con llevarlo a patinar en una pista de hielo y subir El Ávila juntos. Erick, de 11 años, lloraba: “papá, tengo miedo de morir”; pero Gilberto le respondía: “papi, no digas eso, que tú no te vas a morir”.
Su fe se mantuvo intacta hasta las 5:30 pm del domingo, 26 de mayo, cuando la vida de Erick se detuvo en seco. “Yo nunca perdí las esperanzas. Hasta que los doctores me dijeron no pudimos hacer más nada”.
Este lunes, 27 de mayo, decenas de personas se congregaron frente al hospital pediátrico J.M. de los Ríos para protestar por la muerte de Erick Altuve y de otros tres niños. Todos eran pacientes del servicio de Hematología y necesitaban un trasplante de médula ósea para poder curarse.
Solo la semana pasada fallecieron tres pacientes. El primero fue Robert Redondo (7 años), quien murió el jueves 23 de mayo. Le siguieron Yeiderberth (8) el sábado 25; y Erick, el domingo 26.
Antes de ellos, el pasado 6 de mayo, falleció Giovanni Figuera, de seis años. Solo en este mes han muerto cuatro de los 30 niños del servicio de Hematología a la espera del procedimiento.
Erick tenía un linfoma no Hodgkin y desde el 14 de enero estuvo hospitalizado en el J.M. de los Ríos. Su familia es de Petare, Caracas, y tuvo que movilizarse para poder buscar el tratamiento del niño fuera del hospital porque en el centro pediátrico no estaba garantizado.
“Él (Erick) le decía a su mamá que quería estudiar para poder ayudarla cuando fuera grande”, apuntó la abuela del niño, Diana Méndez. En sus últimos días de vida, Erick le dijo a su padre que quería que lo enterraran cerca de su casa para que lo fueran a visitar con frecuencia.
Frente a las puertas del J.M. de los Ríos se congregaron enfermeras y médicos de distintos hospitales para decir “no más”.
El doctor Huniades Urbanida, exdirector del hospital de niños y presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría y Puericultura, denunció que en Venezuela las condiciones no están dadas para que estos niños reciban un trasplante de médula ósea, por lo que deben viajar a Italia para realizarse el procedimiento.

Hasta 2018 el Estado mantuvo un convenio con el Gobierno italiano para trasplantar a los niños en Europa. Sin embargo, la istración de Nicolás Maduro mantiene una deuda que asciende a más de 9 millones de euros, lo que provocó la suspensión del programa.
Vietnan Vera, médico adjunto de la Terapia Intensiva del J.M., alertó que Giovanni, Robert, Yeiderberth y Erick no solo fallecieron por la imposibilidad de trasplantarse, sino también porque tuvieron dificultad para acceder a quimioterapias, antibióticos, exámenes de laboratorio y estudios de imagenología.
Miedo a ser el próximo
Jeffrey Pérez da gracias a Dios que su hijo no necesita un trasplante medular, pero sabe muy bien sobre la lucha de su pequeño contra la leucemia. Andrew apenas tiene cuatro años y hace ocho meses le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda.
Con su hijo en brazos, Pérez protestó a las puertas del hospital para exigir que el Estado garantice el derecho a la salud de todos los niños del J.M.
“Si los niños ingresan a la hospitalización, entonces se contaminan con alguna bacteria. En el hospital no hay antibióticos. Si se los suministran a nuestros hijos es porque los buscamos nosotros por nuestros propios medios. En el J.M. no nos han dado ni un yelco, ni una gota de agua oxigenada”, lamentó Pérez.
El padre del paciente aseguró que el hospital no cuenta con las condiciones necesarias para dar una atención de calidad a los niños. “La situación que vivimos es muy difícil. Uno se empieza a preguntar ¿será mi hijo el próximo”, dijo Pérez.
Foto: Mairet Chourio
Erick Altuve es el cuarto niño que fallece en el J.M. a la espera de un trasplante medular