Un paciente con diabetes no tiene un organismo capaz de producir suficiente insulina, o usar con eficacia la que produce. Es decir, la glucosa de los alimentos que consume no puede pasar a las células del organismo ni convertirse así en energía. La enfermedad existe en tres tipos: Diabetes tipo 1, diabetes tipo 2 y diabetes mellitus gestacional (DMG).

En la tipo 1, el sistema de defensas del organismo ataca las células productoras de insulina del páncreas y como resultado, el organismo deja de producir la insulina que necesita. En la tipo 2, el organismo puede producir insulina pero, o bien no es suficiente, o el organismo no responde a sus efectos, provocando una acumulación de glucosa en la sangre. La DMG es la que surge durante el embarazo, debido a que el organismo no puede producir ni utilizar la suficiente insulina necesaria para la gestación.

La que sufre Jonathan Barra es, precisamente, la tipo 1. Al barquisimetano le diagnosticaron la enfermedad hace ya 27 años, tres años después que a su hermana. Ambos utilizan bombas de insulina, unos dispositivos pequeños y portátiles que istran insulina de acción rápida las 24 horas del día, pero desde hace dos años no consiguen repuestos para poder utilizarlas de forma regular.

Justamente hace dos años fue la última que vez que Servimedic, la empresa que traía las bombas al país, obtuvo divisas para importación. Después, gracias a protestas organizadas por Barra y una gira de medios, el Gobierno les permitió importar una vez más, pero desde entonces no han podido.

Después de eso, Barra, su hermana y otros pacientes se organizaron y crearon Amigos con Diabetes. Ahora la organización cuentan con 159 pacientes con diabetes tipo 1 en los estados Lara, Yaracuy y Portuguesa, y juntos pelean contra la escasez, no solo de bombas, sino también de cintas reactivas y hasta de la misma insulina.

Las cintas reactivas permiten, mediante un glucómetro, medir su glicemia y saber a ciencia cierta cuánta insulina se deben inyectar. Este monitoreo debe realizarse por lo menos 3 veces al día. Si se inyectan insulina en exceso, se producen hipoglicemias (bajas de azúcar); si no se inyectan suficiente insulina se producen hiperglicemias (subidas de azúcar).

“En algunas farmacias se consiguen en Bs. 30.000, y apenas son 25 tiritas”, explica Barra. Eso son, cuando mucho, ocho días. “Ningún bolsillo aguanta eso”.

Las mismas carencias las sufren los cerca de 350 niños con diabetes tipo 1 que se tratan en el Hospital J. M. de los Ríos en Caracas. “Tampoco llegan al país las insulinas que mi hijo usa. Antes, yo tenía un enlace con la industria farmacéutica. Una línea 800. Si tú comprabas 100 cintas y le llevabas la factura, ellos te entregaban una caja de 25. Lo cierto es que las cintas desaparecieron. La empresa ya no está aquí”, dijo María Eugenia Merlo Galindo, mamá de Efrén Silva, paciente con diabetes tipo 1 de 12 añitos. Así lo reportó la periodista Martha Palma Troconis.

“El Ministerio del Poder Popular para la Salud a través del Programa Endocrino Metabólico de SEFAR-SUMED es el responsable de dotar a las unidades de diabetes de los hospitales públicos de las insulinas y los insumos como jeringas, la toma de muestras, tiras reactivas y glucómetros“, dice también Troconis en una nota de prensa publicada con motivo del Día de la Diabetes, este 14 de noviembre.

La doctora María Esperanza Velázquez, médico adjunto del Servicio de Endocrinología, explicó que “muchos de los laboratorios que comercializan las insulinas se han ido del país y ha disminuido la oferta lo que hace aún más complicado su adquisición por parte de los pacientes. Aunque tengas dinero, no tienes garantía de tener la insulina cuando la necesitas. Te ves en la obligación de tener un stock de insumos porque la vida de tu hijo depende de ello”.

Sin embargo, el costo hace muy complicado esto. Barra explicó que comprarlos en el exterior cuesta más de 100$. “Eso no es una posibilidad”. Por este motivo, han tenido que reutilizar los equipos. Por ejemplo, los catéteres de la bomba deberían usarse un máximo de 3 días. Barra las ha usado hasta 14. “Claro, eso tiene consecuencias, me salen hematomas, me duele, tengo reportes de pacientes a los que incluso les ha salido pus”, relata.

Foto: 800Noticias

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