Como una ratificación de la emergencia humanitaria, un “grito compartido” y un llamado a optimizar la asistencia calificaron de la sociedad civil la declaración de Mark Lowcock, subsecretario general adjunto de las Naciones Unidas para los Asuntos Humanitarios, y coordinador del Socorro de Emergencia, al finalizar su visita de tres días a Venezuela.
Este miércoles 6 de noviembre, tras reunirse con representantes del gobierno de Nicolás Maduro, de la Asamblea Nacional (AN), la Iglesia católica y de organizaciones no gubernamentales, el jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha, por sus siglas en inglés) aseguró que el sistema de salud venezolano está “al borde del colapso”.
Durante su estadía, Lowcock acudió al hospital Dr. José Gregorio Hernández, conocido como Los Magallanes de Catia, al oeste de la capital. Allí, tanto trabajadores como pacientes le contaron sobre la escasez de medicamentos, proliferación de infecciones, racionamiento de agua, déficit de personal y fallas de infraestructura en los centros de salud, problemas alertados por el coordinador en su comunicado sobre la situación humanitaria en Venezuela.
Para Katherine Martínez, directora de Prepara Familia, su declaración significa un “grito compartido” con los venezolanos para evidenciar la situación del sistema de salud en el país.
“Fue un grito compartido, un grito que venimos haciendo desde hace mucho tiempo, pero que el miércoles (6 de noviembre) se manifestó de manera especial en rueda de prensa en bloque con organizaciones, médicos, mamás y adolescentes del J.M. de los Ríos. Y en esta declaración del secretario Mark Lowcock vemos que de primera mano pudo entender la situación que atravesamos”, afirma.
Según Martínez, las palabras de Lowcock son una muestra del estado “grave y devastador” de la atención sanitaria en el país.

“Es importante que estos funcionarios de alto nivel puedan visitar el país, así como lo hizo Michelle Bachelet y lo hace ahora este secretario, y que puedan evidenciar de primera mano la gravedad de todo lo que hemos estado denunciando desde hace tanto tiempo”, expresa.
Luis Francisco Cabezas, director de la asociación civil Convite, también se reunió con el jefe de la Ocha, el 5 de noviembre, junto a otros representantes de la sociedad civil. Al igual que Martínez, considera que Lowcock fue enfático en el deterioro de las condiciones del sistema de salud y las precariedades en los hospitales.
“Esta visita reafirma que estamos en emergencia humanitaria”, dice. “Aún siendo llevado a un centro de salud controlado, él puedo constatar la situación y es algo que celebramos”, agrega.
Durante el encuentro, Cabezas pidió a Naciones Unidas otorgar una credencial para realizar su labor humanitaria, y así evitar obstáculos de funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado y organizaciones populares. Además, abogó por la atención a los adultos mayores en medio de la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país.
“Le hicimos saber nuestra preocupación sobre cómo las personas mayores son unas de las más afectadas por la emergencia. Se están quedando atrás y son víctimas ocultas de la migración forzada. Se quedan solos sin afecto, sin apoyo y sin medios de vida”, indica.
Julio Castro, médico infectólogo y parte del equipo técnico de la Asamblea Nacional, estuvo presente en la reunión que Lowcock sostuvo con Juan Guaidó, jefe del Parlamento y reconocido como presidente encargado de Venezuela, durante su visita al Palacio Federal Legislativo. Allí, el representante de la organización Médicos por la Salud planteó su preocupación con respecto a la ayuda humanitaria.
“Las ayudas humanitarias están diseñadas para lugares donde no hay nada. Se ponen tiendas de campaña y cajas con medicamentos. Pero Venezuela no tiene esa condición y sentimos que ese formato de ayuda humanitaria no se ajusta a nuestra realidad. Por eso los médicos tienen la sensación de que solo llegan cajas con medicamentos que duran, en hospitales grandes, unos 15 días”, dice.
El también profesor del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (UCV) destaca que Naciones Unidas está en la búsqueda de alternativas para que la ayuda humanitaria en el país sea “más eficiente y más continua”.

Plan sin recursos
El Plan de Respuesta Humanitaria para Venezuela, elaborado por la ONU, debía recibir 223 millones de dólares para atender a 2,6 millones de personas entre julio y diciembre de 2019. Sin embargo, este 6 de noviembre, Mark Lowcock reiteró en su declaración que el plan aún carece de recursos suficientes para su ejecución, y su mayor limitación es la financiación.
De acuerdo con Luis Francisco Cabezas, director de Convite, este escenario apunta a que muchos de los proyectos del plan, que ya organizaciones habían calificado como limitado, ya no podrán iniciar en lo que resta de 2019. “Queda poner esperanza en el plan para 2020”, indica.
Para Katherine Martínez, que el jefe de la Ocha haya detallado la situación del plan representa otro llamado a mejorar la respuesta ante el escalamiento de la situación humanitaria en Venezuela.
“Confiamos en que su venida tenga que ver con mejores noticias para el país. Deberán optimizar procesos. Fue positivo que pudiéramos hablar directamente con él y entendiera nuestras posiciones”, asegura por su parte el representante de Médicos por la Salud, Julio Castro.
El coordinador del Socorro de Emergencia asegura que en diciembre presentarán planes provisionales para la respuesta humanitaria en Venezuela en 2020, pero se necesitarán “muchos más recursos” y “búsqueda de financiamiento adicional”.
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