Las calles estuvieron poco transitadas
La jornada transcurrió con tranqulidad

En la Unidad Educativa Técnica Julio Carcaño, en Catia al oeste de Caracas, había más funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana que electores a la espera de participar en las elecciones de gobernadores y legisladores que se celebraron este domingo 25 de mayo, en el país. A las 3:00 de la tarde, ese centro de votación en el bastión chavista estaba vacío.

Había seis funcionarios. Uno en la entrada de la unidad educativa, cerca de la garita. Otra, almorzando en la puerta de la institución. Dos sentados al subir las escaleras, en un escritorio de madera con carteles del Día de la Madres al lado. Otro estaba en la plaza del liceo y el último sentado, solo, con un uniforme marrón claro, sombrero de safari que hacía juego con su vestimenta, en la que destacaba el rojo intenso de la camisa. Es el uniforme de la milicia. 

En el Julio Carcaño votan más de 5.000 electores de la zona de Catia, que abarca las Lomas de Urdaneta, El Cuartel, las urbanizaciones Simón Bolívar y la Ciudadela. El 28 de julio de 2024, cuando se realizaron las elecciones presidenciales, fueron habilitadas cuatro mesas de votación. Esta vez, solo una y funcionó hasta las 3:00 de la tarde. 

Contraste con el 28 de julio

En la entrada del centro de votación, un único cartel grande en blanco y negro indicaba: Mesa de votación 1, terminales 00-49. A pesar de la supuesta existencia de una segunda mesa, no había señalización impresa que confirmara su funcionamiento. Diez meses atrás, a las 3:00 pm, una considerable fila de votantes de todas las edades, incluyendo jóvenes votando por primera vez, esperaba. Este domingo, el centro electoral se encontraba desierto.

No ver el punto rojo frente al centro de votación fue una sorpresa. Estos los usa el chavismo para registrar a sus simpatizantes, pero en esta oportunidad no se encontraba cerca de la institución educativa. Más bien, se instaló lejos; en él solo estaban los encargados, militantes del partido del gobierno que esperaban el término de la jornada, a las 6:00 de la tarde, aunque el CNE la extendió por otra hora. No había música. Ni las bodegas cercanas estaban abiertas. La calle estaba en silencio. 

Las sillas vacías

Hace diez meses, un pasillo de la institución apenas tenía espacio entre los adultos mayores sentados que esperaban su turno para votar en las elecciones presidenciales. Hoy, el mismo pasillo presentaba una fila de sillas de acero vacías aguardando a los electores.

La tarde de este domingo, el equipo de Efecto Cocuyo en un recorrido realizado a las 3:15 pm solo observó a dos mujeres, de entre 60 y 65 años de edad,  que conversaban sobre la lista de los votantes. No mostraban más intenciones que seguir con el proceso hasta que acabara la hora del cierre oficial a las 6:00 pm. 

La situación era tan tranquila, que la mayoría del personal del centro de votación aprovechó para comer y un olor a pollo impregnó la sala de votación; sin embargo, dos de mesa tuvieron que interrumpir su almuerzo para atender a un ciudadano que había llegado a sufragar. 

En la tarde del 28 de julio, la comida fue lo de menos en aquel centro de votación lleno de ciudadanos vigilantes y expectantes por los resultados. El ánimo, lejos de la apatía o la soledad, se extendía incluso fuera del recinto electoral.

Un domingo cualquiera

Este domingo de elecciones parecía un domingo cualquiera en Catia no muy distinto a los reportes de otras zonas del país, donde la poca presencia de votantes fue la principal protagonista de los comicios, pese a que líderes del oficialismo vociferaban sobre una “enorme” participación.  

A pesar del poco entusiasmo, se hicieron presentes los acostumbrados recorridos de motorizados afectos al partido oficialista. Estos llevaban camisetas rojas, algunos haciendo sonar sus bocinas mientras otros simplemente seguían el trayecto. Algunos vecinos observaron la escena desde las ventanas de sus apartamentos con indiferencia.

El servicio de transporte público también bajó. Fue escasa la cantidad de autobuses disponibles para el traslado de los ciudadanos a sus residencias. Aproximadamente a las 7:00 de la noche la niebla y una lluvia moderada acentuaron la disminución de la presencia de personas en las vías públicas.

“La esperanza que tenía y que vi en mis vecinos el 28 de julio no fue lo que noté cuando fui a ejercer mi derecho ciudadano. Ese centro de votación, donde hace 10 meses me encontré con esa alegría, suspenso y fe, hoy ni siquiera me topé con mi gente. Aunque sabemos que pasará cuando emitan los resultados, esta elección dejó un silencio ensordecedor que no sé si llegue a escucharse en Miraflores”, aseguró una fuente que prefirió mantenerse en el anonimato.