La primeras elecciones legislativas en la historia reciente de Venezuela en las que un partido obtuvo la mitad más uno de los votos fue Acción Democrática (AD) en diciembre de 1973. Todavía la televisión era blanco y negro. Los comicios presidenciales y legislativos se hacían al mismo tiempo y en marzo del siguiente año, Carlos Andrés Pérez -delgado y con unas patillas muy apropiadas para la moda de la época- se juramentaba como presidente de la República al mismo tiempo que los nuevos ocupantes de las curules:
El 6 de diciembre de 2015, 41 años después, las elecciones parlamentarias arrojan un resultado único en la historia venezolana: la oposición venezolana agrupada en una sola tarjeta ganó con 112 diputados, lo que significa que obtienen una mayoría calificada lo suficientemente poderosa para adelantar la aprobación de leyes orgánicas.
“Esto nunca antes había ocurrido” señala el profesor de derecho istrativo de la Universidad Central de Venezuela, Gustavo Linares Benzo. Una ocasión única que solo fue posible por las condiciones impuestas por el partido gubernamental, contando con que la rueda de la fortuna siempre se inclinaría a su favor.
Sistemas como el de las morochas, implementado en 2008 y que garantizaba la sobrerepresentación de las mayorías a través del voto separado por lista y nominal o el hecho de fusionar la cámara de diputados con la de senadores, hoy hacen que el triunfo de la oposición sea de una magnitud tan pronunciada.
“Esto es un palo muy noble. Quizás es la derrota electoral más grande la historia venezolana”, afirma el jurista, quien además introduce el elemento del voto castigo. La conjunción del descontento con la normativa electoral, además de otras condiciones políticas, contribuyeron a este resultado inédito.
“Yo lo escribi hace años, va a llegar un momento en que la rama se va a partir. Son las reglas y este se supone -de acuerdo al discurso del Gobierno- que se trata del mejor sistema electoral de la galaxia”, señala Linares Benzo.
La historiadora y escritora, Inés Quintero está en la misma frecuencia que el abogado. Y aunque antes nunca se había obtenido tal representación parlamentaria, asegura que no le sorprende del todo.
“No hay manera de comparar (numéricamente) el resultado con la historia contemporánea de Venezuela, porque siempre fueron dos cámaras (senadores y diputados)” explica Quintero. Claro, esto hasta la aprobación de la Constitución de 1999, que fusiona ambas instancias en una.
Sin restarle importancia al resultado de los 112 diputados, la estudiosa considera que la oposición no debe quedarse en el hecho elctoral sino capitalizar políticas que sean realmente transformadoras y que tengan consecuencias que se ganen un puesto en la historia por cuenta propia.
“Tenemos un Ejecutivo muy poderoso y es la primera vez en la V República que tienen el parlamento en contra”. Recuerda Quintero que cuando eso ocurría en el pasado habian mecanismos de negociación como por ejemplo la distribución de las comisiones, que aunque eran llamadas “la guanábana”, para la historiadora funcionaban como fórmula de intercambio, búsqueda y respeto. “Ha habido un agotamiento del proceso político. Pero Tenemos que convivir y hacer que la maquina del Estado funcione”. Para ella, este aporte vale como demostración de que los venezolanos preservan una cultura politica democratica “que esta viva y permanece”.