Hector Rodriguez (C), deputy of Venezuela's United Socialist Party (PSUV) argues with Julio Borges (2nd R), and others deputies of Venezuelan coalition of opposition parties (MUD) during a session of the National Assembly in Caracas January 5, 2016. REUTERS/Carlos Garcia Rawlins

La nueva directiva de la Asamblea Nacional, encabezada por el diputado Julio Borges, deberá enfrentar el desconocimiento del resto de los poderes públicos del Estado.

La bancada chavista ha declarado que, aunque asistirá al acto de instalación, este 5 de enero, no respaldan la renovación de la istración para el segundo año legislativo, amparándose en la tesis del desacato, lo que conllevará a la paralización institucional de la Asamblea Nacional, señala el politólogo Jesús González.

“El bloqueo institucional le funcionó al chavismo en 2016. El ala radical quisiera que no se instalara la Asamblea, pero el Gobierno sabe que es más cómodo dejar a este poder en una especie de limbo amparándose en la no desincorporación de los diputados de Amazonas (…) Este es el mejor escenario para el Gobierno porque de esta manera anula las acciones del Parlamento y tiene libertad para gobernar vía decreto”, opina el analista.

El profesor universitario enumera dos posibles escenarios para el chavismo en 2017:

1.- Implosión dentro del chavismo: Una parte de la militancia y de la dirigencia buscará mantener el legado de Hugo Chávez transfiriendo la responsabilidad política al presidente Nicolás Maduro, o…

2.- Desobediencia de la Constitución: se pospondrán nuevamente las elecciones “porque ir a una urna a medirse desgastará aún más al poder”.

El politólogo y también profesor universitario Daniel Santolo coincide en que la oposición debe resolver el choque entre poderes.

“Tenemos a cuatro poderes del Estado enfrentados a un nuevo poder que no puede ejercer sus funciones constitucionales. La oposición debe resolver este conflicto porque de lo contrario la Asamblea será inoperativa”, sentencia.

Santolo considera que el proceso de diálogo no fue fructífero en 2016, porque el Gobierno no estuvo dispuesto a ceder y la oposición no fijó una hoja de ruta única.

“La oposición debe fijar metas que sean cumplibles, como las elecciones anunciadas por el CNE para este año, porque el Gobierno no se va a entregar. El Gobierno sigue siendo fuerte, maneja cuatro poderes públicos, cuenta con la fuerza de la Fanb y mientras este cuadro esté pintado de esta forma, no queda de otra que negociar”, expresa.

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