Empanadas, jugos, café, cigarrillos y hasta medias deportivas ofrecen vendedores informales que se rebuscan en las colas de gasolina, que desde este lunes, 1 de junio, se incrementaron en Caracas y demás ciudades.
La venta de combustible a precio internacional (50 centavos de dólar) y a 5.000 bolívares el litro tiene en las calles a cientos de caraqueños que desde entonces intentan abastecer sus vehículos, muchos de ellos parados desde el inicio de la pandemia por coronavirus en Venezuela en marzo pasado.
Mirla Pérez tiene su quiosco cerca del Pedagógico de Caracas en El Paraíso. Allí desde que abrieron una estación de servicio cercana ha podido reactivar “un poco las ventas“.
Además, el alto flujo de vehículos le da mayor seguridad. Desde que comenzó la cuarentena el 16 de marzo en la capital venezolana el lugar quedó solitario.
“Vendemos un poquito más y no estamos tan solas, porque hace tres semanas nos robaron. Un tipo se bajó de una moto y nos quitó los celulares”, contó Pérez a Efecto Cocuyo, este miercoles, 3 de junio.

Las kilométricas colas de automóviles le han reactivado el negocio a Mirla, pero no deja de lamentar que muchas personas usan la calle como urinario, y todas las mañanas, cuando abre el kiosco, se ve obligada a limpiar el “baño público”.
José Carvajal mudó su punto de venta informal de La Yaguara, cerca de su residencia, hasta el Pedagógico. Camina todo el trayecto, “para aprovechar la gente que quiere echar gasolina”, y les ofrece tres pares de medias deportivas por un dólar.
Confiesa que le ha resultado hacer el trayecto a pie. Son casi cinco kilómetros y las ganancias que obtiene a diario le permiten rebuscarse para llevar comida a su hogar.
Tres pasteles y un jugo por un dólar
Al otro extremo de la Gran Caracas, Ender García se levanta todos los días a las 4:00 de la mañana. Tiene cuatro hijos y debe velar por ellos. Prepara café en sus termos y se va hasta El Rosal.
También aprovecha las colas en las estaciones de servicio. Dice que las ventas están “más o menos”. La falta de efectivo juega en su contra, pero activó el “pago móvil” para quienes esperan en largas horas durante los últimos tres días para abastecer sus vehículos con gasolina.

“Ahora vendo menos porque a la gente se le ha hecho difícil conseguir efectivo, tengo pago móvil también que medio ayuda un poco más”, comenta.
Cerca de la estación de servicio Las Mercedes, municipio Baruta, está Deivis Ángel. Allí llega bien temprano para ofrecer sus combos: tres pasteles y un jugo por 1 dólar. Este miércoles, 3 de junio, a las 10:00 de la mañana las ventas “están flojas”, dice.
“Ha bajado un pelo, anteriormente llegaba y vendía rapidito, pero me ves aquí a esta hora (10:02 am )y no he terminado de vender. La gente me paga más con dólares que con bolívares”, expresa, otro de los tantos informales que se rebuscan en medio de la pandemia.
En un buen día hace 20 dólares, mientras el salario mínimo ( Bs. 400 mil) son 2 dólares.
