“Si el agua no llega hoy tendremos que cerrar. La reserva del tanque nos alcanza hasta la tarde, porque ni a la noche llegamos”, comentó Carlos Vieira, encargado del restaurante Don Quijote 2, en San Bernandino.
“No trabajamos el fin de semana por eso nos ha rendido más el agua”, comentó Vieira. “El fin de semana sí estuvimos muertos. No trabajamos esos días”, agregó, al indicar que no cuentan con planta eléctrica.
Este miércoles, 13 de marzo, Efecto Cocuyo constató en un recorrido por cinco restaurantes en el oeste de Caracas las dificultades con las que laboran por la suspensión del servicio desde el jueves 7 de marzo, día del megaapagón. Son casi siete días sin agua.
“En los edificios cercanos los vecinos nos han reportado que comenzó a llegar el agua. En algunos. Aquí todavía no hemos visto nada”, comentó.
Cada restaurante dispone de un tanque con una medida particular. También cada uno tiene un gasto de agua específico. En el Don Quijote 2 el tanque de alrededor de 22 mil litros alcanzó hasta este miércoles. “Trabajamos con la reserva, de la tarde no pasamos”, reiteró.
En el restaurante Cervecía Naiguatá, en La Candelaria, se han visto menos afectados por el corte en el suministro de agua; disponen de una capacidad para resistir en contingencia al menos un mes. Sin embargo, han tenido que racionar el agua; no saben cuándo regresará el servicio.
“Desde el jueves no entra agua de la calle, no hay. Los restaurantes son muy derrochadores de agua; fregar, el baño, cocinar y limpiar, se gasta mucha agua. Por eso hemos tenido que regularla”, comentó David Oropeza, encargado de este local.
Los baños lo dejan exclusivamente a uso de los clientes y, como aseguró, tratan de usar cubiertos y vasos desechables lo más posible. Mientras Oropeza atendía en la barra, un hombre se acercó a pedir uso del baño:
“Buenas, hermano, ¿podría usar el baño, por favor, solo para lavarme las manos?”, preguntó, se encontraba sucio, miraba al techo y se apretaba las manos.
“No, no tenemos baño. Estamos en contingencia, no hay agua. Disculpe”, respondió Oropeza. El hombre se marchó.
“Si, aquí viene mucha gente a pedir el baño, sobre todo gente de la calle, y no tenemos problema de prestarlo, pero en contingencia como ésta no podemos”, agregó.
En el restaurante El Coyuco, a una cuadra, también en La Candelaria, no cuentan con la misma suerte. El tanque del que disponen para emergencias les duró dos días después del apagón y la suspensión del agua.
“El agua nos aguantó dos días. Tenemos que adquirir el líquido a través de cisternas para poder continuar con el trabajo. Así estamos, llenando cada dos días”, indicó una de las encargadas del local.
“Esto nos afecta todo nuestro funcionamiento. No podemos hacer nada sin agua. Tampoco tenemos idea de cuándo volveremos a la normalidad. Porque los del gobierno dicen tantas mentiras”, añadió.
En el local de comida Zambo Grill, en esta misma parroquia, también recurren a las cisternas para surtirse. Su reserva de agua mermó en alrededor de cinco días; indicaron que gastan alrededor de 1000 litros por día.
“Los baños se lo dejamos solo a los clientes, para ahorrar agua”, comentó uno de los encargados. Indicó que las cisternas grandes, de alrededor de 10 mil litros, cuestan aproximadamente 80 dólares.
Baja clientela
No solo es el racionamiento del agua lo que les quedó a los restaurantes después del apagón. La clientela bajó fuertemente y las falta de electricidad les generó pérdidas de alimentos.
“El martes es que volvimos a trabajar con un poco de normalidad. Y no perdimos casi, porque la refrigeración resistió, pero lo que sí hemos sufrido es pérdida de clientela”, comentó Vieira.
La amplia sala del Don Quijote 2 se encontraba a luz tenue; casi a oscuras. Alrededor de cinco comensales se repartían las mesas; estaba casi vacía. Otros locales han reportado una baja en las ventas.
Mientras, en Cervecería Naiguatá, el encargado aseguró que tratan de planificar las compras semanales para evitar pérdidas en este tipo de circunstancias. Sin embargo, el apagón afectó la ventas; no cuentan con planta eléctrica.
“Las ventas han sido bajas estos días. Cuando no hay luz no hay punto de venta y menos efectivo para comprar”, expresó Oropeza.
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Fotos: Mairet Chourio.