La periodista y escritora, Milagros Socorro, celebró la labor del gremio periodístico venezolano este jueves, 18 de enero, al recibir el Premio Oxfam Novib/PEN por su labor en defensa de la libertad de expresión. El galardón le fue otorgado durante la apertura del Festival Internacional de Literatura Winternachten, en La Haya.
Durante su discurso, Socorro insistió en que Venezuela ha sido destruida por una dictadura que arrasó con la economía, las instituciones y las libertades políticas, de empresa y de expresión. Sin embargo destacó que, a pesar de eso, ella y sus colegas periodistas han continuando denunciando los abusos de poder en defensa de la democracia.
“He venido aquí a decirles que todo lo que damos por ganado puede perderse en un minuto. He venido a recordarles que la libertad de cada quien termina no donde empieza la del otro, como suele decirse, sino cuando es amenazada la del otro. He venido a sugerirles que cuiden y valoren sus democracias y sus libertades, porque los peligros que las acechan son reales y voraces”, expresó la escritora.
Socorro también manifestó sentirse honrada por este reconocimiento que le fue otorgado y señaló que el dinero este este premio será donado al liceo donde estudió: el Colegio San Pablo, de los Hermanos Maristas, en Machiques (estado Zulia), un pueblo cercano a la frontera con Colombia.
Este reconocimiento es otorgado anualmente por el Comité de Escritores en Prisión de PEN International, el Fondo de Emergencia de PEN y Oxfam Novib a escritores dedicados a promover la libertad de expresión en contextos de persecución.
Lea el discurso integro aquí:
La Haya, 18 de enero de 2018
Soy escritora y vengo de Venezuela.
Mi apellido, el que me legó mi padre, es Socorro, que en inglés significa Ayuda.
Mi país ha sido destruido por una dictadura que ha arrasado con la economía, las instituciones y las libertades. En las calles de Venezuela miles de personas hurgan en la basura para comer directamente de ella.
Pero yo no he venido a pedir ayuda para mí, ni para mi amado y castigado país. Yo he venido a La Haya a darles ayuda a ustedes. He venido a recordarles que las libertades no son islotes que flotan aislados unos de otros, sino que todas están unidas entre sí y ancladas en el cuerpo de la sociedad cuya sangre y vitalidad comparten. Sin libertades políticas no hay libertades económicas. Sin libertad de empresa no hay medios de comunicación, ni empleos para los periodistas, ni oferta plural para las audiencias. Y cuando todas estas libertades han sido abolidas, no es posible que haya libertad de expresión.
En Venezuela no hay libertades políticas, económicas, de empresa ni de expresión. Y, sin embargo, los periodistas venezolanos seguimos denunciando los atropellos y crímenes de la dictadura que ha secuestrado a Venezuela ante la mirada de la comunidad internacional que no ha articulado ninguna medida eficaz frente a la espantosa crisis humanitaria y los asesinatos que sin pudor perpetra el régimen.
Los periodistas venezolanos acusamos a la tiranía y a sus cómplices dentro y fuera de Venezuela, no porque las leyes y las destrozadas instituciones nos garanticen ese derecho, sino porque crecimos y fuimos en la democracia de Venezuela que durante cuatro décadas fue notable en América Latina. Tenemos la libertad en el alma como un farol que en medio de la noche guarda la llama y la proyecta.
Yo ejerzo la libertad de expresión que mi país no me garantiza. De eso no hay duda. Porque fui formada en la casa de mis padres, en la escuela y en la Universidad del Zulia en el compromiso con la justicia, con la verdad y con la belleza. Nací en la democracia de Venezuela y a ella me debo con todo mi corazón. No hay palabra, idea, determinación ni sueño que no hayan sido puestos en mi mente y en mi alma por la tradición democrática de Venezuela. No hay, pues, otro horizonte para mí.
He venido aquí a decirles que todo lo que damos por ganado puede perderse en un minuto. He venido a recordarles que la libertad de cada quien termina no donde empieza la del otro, como suele decirse, sino cuando es amenazada la del otro. He venido a sugerirles que cuiden y valoren sus democracias y sus libertades, porque los peligros que las acechan son reales y voraces.
El premio Oxfam Novib/PEN para la libertad de expresión es un inmenso honor, que agradezco en nombre del valiente e infatigable periodismo venezolano.
Recibo este premio en nombre de mi gremio, al que mucho me enorgullezco de pertenecer. Y dono el dinero que lo acompaña a mi liceo, el Colegio San Pablo, de los Hermanos Maristas, en Machiques, mi pueblo cercano a la frontera con Colombia. Porque quiero contribuir a que los niños venezolanos de hoy tengan la oportunidad de formarse también en la libertad y en el compromiso con nuestro país.
Mil gracias.
Mil felicitaciones Socorro por ese premio. Con tu periodismo combativo en pro de la libertad de expresión en estas horas tan amargas que vivimos, tu pluma es un faro de luz en cada amanecer. Bien que lo mereces.