Por donde quiera que mires en El Valle hay barberías, tanto en las aceras como en los espacios recuperados. En un paseo veloz, consigues barberos trabajando en casi todas las esquinas. Efecto Cocuyo realizó cuatro entrevistas en puestos ambulantes de barbería; sus historias hablan de las formas de rebuscarse que han conseguido los venezolanos en medio de la crisis del país.

En una de ellas se encuentra Franklin, que tiene más de 14 años como barbero y cinco en las afueras del centro comercial El Valle. Él asegura que así está mejor porque el dinero es suyo y no debe dejar 60 % en un local o pagar 50 mil bolívares o más por el alquiler de una silla. Por su trabajo cobra entre 10 y 20 mil bolívares.

En la acera del frente, en un espacio recuperado, está la barbería unisex “Guerra e Isabella“. Esta barbería la conforman diez hombres. Son especialistas en cortes pero también hacen algunas mechas y sacan cejas a las mujeres, allí también reparan secadores y máquinas, hacen jornadas sociales en los barrios y dictan cursos de barbero. Por su trabajo, aceptan desde comida hasta divisas.

Mientras que Nelson Dávila cumplió servicio militar y pidió la baja. Aunque le ofrecieron quedarse, él prefirió no continuar por el poco sueldo que devengaba e hizo un curso de barbería. Desde hace dos semanas está a pocas cuadras del puente Longaray. La meta la tiene clara: está trabajando para ahorrar e irse del país.

En otro espacio recuperado está Jean Rangel. Tiene dos años ocupando un espacio que era un basurero. Antes, trabajaba en una empresa, pero se retiró, y poco a poco descubrió que la barbería le atraía. Ahora se dedica a ello, lo que hace a diario es para comer. “Ya esto no da como antes, hay días buenos y días malos”, confesó a Efecto Cocuyo.

Son historias de emprendimientos que han surgido en los últimos años o, incluso, como Dávila, es un trabajo más reciente. La crisis también ha generado espacios nuevos de trabajo, algunos en la calle, como los barberos ambulantes que continúan prestando un servicio al que la gente sigue accediendo.

Fotografías de Mairet Chourio

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