Tras la muerte del expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica, uno de los políticos de izquierda más influyentes de la región latinoamericana, muchos líderes han expresado su pesar por la pérdida, incluyendo Nicolás Maduro, con quien el fallecido exmandatario tuvo una agridulce relación.
Maduro lamentó este martes el deceso del exmandatario uruguayo quien falleció a consecuencia de un cáncer de esófago que lo aquejaba desde hace varios meses.
“Con profundo pesar, transmitimos nuestras condolencias y sentimientos de solidaridad a los compañeros, compañeras y familiares de José ‘Pepe’ Mujica. Hombre humilde e incansable luchador social, cuya vida fue de lucha, enfrentando todas las vicisitudes con entereza y dignidad”, escribió Maduro en su canal de Telegram.
El gobernante recalcó que Mujica será recordado “con cariño desde la Venezuela revolucionaria, libertaria y heredera de Bolívar y Chávez. Enviamos un fraterno abrazo al pueblo de José Gervasio Artigas; nuestro pueblo hermano. ¡Honor y gloria eterna al ‘Pepe’ Mujica!“, completó.
Cambio en la relación
La relación de «Pepe» Mujica con la situación en Venezuela y su postura hacia Nicolás Maduro evolucionó significativamente con el tiempo, pasando de una cercanía con el chavismo, especialmente durante la era de Hugo Chávez, a un distanciamiento progresivo y críticas abiertas hacia el gobierno de Maduro, al que llegó a calificar como autoritario y dictatorial.
A continuación, se detalla esta evolución en claves:

Cercanía inicial con el chavismo y Hugo Chávez
Mujica, como referente de la izquierda latinoamericana, mantuvo una relación cercana con Hugo Chávez, líder de la llamada Revolución Bolivariana. Durante su presidencia en Uruguay (2010-2015), Mujica expresó simpatía por el proyecto chavista, viéndolo como un intento de justicia social en un país con grandes desigualdades. En varias ocasiones, destacó la legitimidad democrática de Chávez, señalando que, a diferencia de Maduro, Chávez respetaba los resultados electorales, incluso cuando perdió elecciones, como en el referendo constitucional de 2007. Mujica afirmó: «Yo tenía vínculo con Chávez, que no era lo mismo. Chávez perdió una elección y se la bancó».
Aunque apoyaba los ideales de izquierda del chavismo, Mujica siempre mantuvo un enfoque pragmático y crítico, evitando alinearse ciegamente con Venezuela. Ya en 2015, expresó que no usaba redes sociales para opinar sobre temas internacionales, lo que indica que sus críticas eran cuidadosamente medidas y públicas solo en contextos específicos.

Primeras críticas públicas a Maduro
«Loco como una cabra»: Una de las primeras críticas públicas de Mujica hacia Maduro ocurrió en 2016, cuando, en el contexto de un enfrentamiento verbal entre Maduro y el secretario general de la OEA, Luis Almagro (ex canciller uruguayo), Mujica calificó a Maduro como «loco como una cabra».
Aunque expresó respeto personal por Maduro, señaló que la crisis económica y política en Venezuela era un problema grave que el país debía resolver sin confrontaciones estériles. También defendió a Almagro, negando que fuera un «agente de la CIA» como lo acusaba Maduro.
En 2019, Mujica dio un paso más allá al calificar por primera vez el gobierno de Maduro como una dictadura. Como un agravamiento de la crisis política venezolana, con Juan Guaidó proclamándose presidente interino, Mujica afirmó: «Es una dictadura, sí. En la situación que está, no hay otra cosa que dictadura». Comparó a la istración de Maduro con otros gobiernos autoritarios, como los de Arabia Saudita o China, y se alineó con el informe de Michelle Bachelet sobre violaciones de derechos humanos en Venezuela. Esta postura fue respaldada por otros líderes del Frente Amplio uruguayo, como Danilo Astori.

Distanciamiento definitivo y críticas al autoritarismo (2024-2025)
«Gobierno autoritario, se le puede llamar dictador»: En febrero de 2024, Mujica marcó un punto de inflexión al calificar explícitamente al gobierno de Maduro como «autoritario» y aceptar que se le podía llamar «dictador». Estas declaraciones surgieron tras la represión de la oposición venezolana, la detención de la activista Rocío San Miguel, la expulsión de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y la inhabilitación de María Corina Machado.
Mujica señaló: «En Venezuela hay un gobierno autoritario, se le puede llamar dictador, llámenlo como quieran». También criticó a la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez por insultar al presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, diciendo que «se le fue la moto» y que no se debía hablar así de otros mandatarios por razones diplomáticas.

Críticas al modelo económico: Mujica también cuestionó el modelo económico chavista, atribuyendo la crisis venezolana a la dependencia del petróleo y la destrucción de sectores productivos como la agricultura. Afirmó que la riqueza petrolera se convirtió en un «veneno» que deformó la economía y dejó al país sin capacidad de respuesta ante la caída de los precios del crudo.
Elecciones fraudulentas: Tras las elecciones presidenciales de julio de 2024, en las que Maduro fue declarado ganador en medio de denuncias de fraude, Mujica expresó su rechazo a los procesos electorales manipulados. En noviembre de 2024, afirmó: «Lo que me revienta es cuando juegan a la democracia y hacen elecciones. Y, según el resultado, lo altero, hago fraude o me mando una cagada». Diferenció nuevamente a Maduro de Chávez, destacando la falta de respeto por los resultados electorales bajo el primero. También señaló que no tenía comunicación con Maduro desde hacía mucho tiempo.
Postura sobre Nicaragua y Cuba: Mujica extendió sus críticas a otros regímenes autoritarios de izquierda, como el de Daniel Ortega en Nicaragua, al que también llamó autoritario, y cuestionó la falta de coraje de estos gobiernos para itir que no practican una democracia real. Sobre Cuba, dijo que optaron por la «dictadura del proletariado», un modelo que consideraba obsoleto.
Decepción con el rumbo del chavismo: Mujica vio en el chavismo de Chávez un proyecto con intenciones sociales, pero bajo Maduro percibió una deriva autoritaria que traicionó esos ideales. La crisis económica, la represión y la falta de respeto por los derechos humanos lo llevaron a desvincularse progresivamente.
Presión regional y contexto internacional: Las críticas de Mujica coincidieron con un creciente aislamiento de Maduro en la región, incluso entre líderes progresistas como Gabriel Boric de Chile, quien también condenó las violaciones de derechos humanos en Venezuela. La expulsión de la ONU y la inhabilitación de opositores en 2024 fueron puntos de inflexión que llevaron a Mujica a endurecer su postura.