De cada cuatro homicidios que ocurren en el mundo, uno tiene lugar en Colombia, Brasil, México o Venezuela. Así lo aseguró el brasileño José Luiz Ratton, sociólogo especialista en seguridad pública, en su primera conferencia sobre políticas públicas de seguridad ciudadana en Venezuela este lunes 7 de mayo.
El experto fue invitado al país por la Red de Activismo e Investigación por la Convivencia (Reacin) como parte de la iniciativa internacional de Instinto de Vida, que busca la reducción de homicidios en siete países de América Latina. El objetivo de su visita es mostrar su experiencia en la creación y ejecución de Pacto por la Vida, programa creado en 2007 para el estado de Pernambuco, al noreste de Brasil a 2.099 kilómetros de Brasilia.
Brasil, el país más grande de Latinoamérica, tiene 27 estados y Pernambuco es uno de ellos. Allí viven aproximadamente 10 millones de personas. Según la Secretaría de Defensa Social de ese país, en 2007 se registraron 4.592 asesinatos en la localidad. Con Pacto por la Vida, se logró una disminución de 40% de los homicidios en ese estado hasta 2013, fecha en el que se dejó de ejecutar. Para ese año, la cantidad de muertes violentas había disminuido a 3.101 personas asesinadas.
En el primer coloquio efectuado en Venezuela, Ratton aseguró que el gran reto al que se enfrenta Brasil en materia de seguridad ciudadana es que la Constitución establece que es el Gobierno estatal quien tiene la responsabilidad de garantizarla, y no los gobiernos municipales ni el federal. Por lo tanto, las políticas públicas en reducción de homicidios no se generan a nivel nacional, son localizadas.

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Eduardo Campos, gobernador de Pernambuco desde 2007 hasta 2014, fue el primer y único mandatario estadal que se ocupó de generar políticas públicas para la reducción y prevención de homicidios y seguridad ciudadana, según Ratton. Durante su gestión convocó al sociólogo para la creación del Pacto por la vida.
En el coloquio, el especialista explicó que una de las claves es que se deben generar políticas públicas de prevención de homicidios según cada una de las áreas de violencia: violencia de género, hacia grupos LGBT, por tráfico de drogas, entre otros.
Otra de las claves explicadas por Ratton es que, para crear el programa, fue imprescindible entender que cuando se habla de la violencia en la ciudad, se trata de “pocas personas que asesinan a muchas personas en poco tiempo“. Por lo que hablar de barrios o ciudades violentas es, a su criterio, una generalización.
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El primer paso en el diseño del plan fue hacer un diagnóstico del problema. Con ello, se procedió con la participación de la ciudadanía, distintos movimientos afectados por la violencia, sindicatos, jueces, fiscales y cuerpos policiales. Juntos, fueron capaces de crear una estructura de Gobierno eficaz en seguridad pública y protocolos estándar.
Aunado a esto, resaltó la necesidad de una gestión transparente con información de calidad. “Se debe crear un boletín mensual de muerte violenta, del mismo modo que existen boletines económicos o de comercio”, puntualizó el experto. En su opinión, el boletín debe incluir los nombres de las víctimas y la zona del homicidio y no solo las cifras.
En el 2011, se creó la bonificación a las fuerzas policiales por reducción e investigación de homicidios. “La cultura es difícil de cambiar, pero se puede inducir con incentivos económicos“, explicó. Es una forma de crear la prioridad para los organismos públicos.
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Ratton expresó que las políticas públicas de prevención de violencia necesitan incluir la forma de integración a la sociedad para la víctima y los victimarios. Esto se puede garantizar a través de un acompañamiento psicosocial que les permita continuar sus vidas después de una experiencia traumática.
Punto de inflexión
Tras el primer año, se empezaron a ver los resultados positivos como la reducción de homicidios. Pero la pérdida de la perspectiva del plan comenzó a ser un retroceso.
Ratton manifestó que en 2012, tras la creación de la bonificación para los cuerpos policiales por la incautación de drogas, se dejaron de investigar los homicidios porque representaba menos esfuerzo para el funcionario localizar a los comercializadores de estupefacientes al menudeo de la zona.
“En lugares como París, Londres y Nueva York, la policía sabe quiénes son los microtraficantes, pero no los detienen sino que los siguen e investigan. Estas personas suelen tener la droga por consignación y si la policía se las quita, la única forma de cobrarles es con violencia. Esto aumenta los homicidios“, expuso.
El plan Pacto por la Vida fue abandonado después de la muerte del gobernador Campos en 2014. “Ahora Pernambuco está muchísimo peor que cuando se tomaron las medidas”, sentenció.
Entre enero y noviembre de 2017, 5 mil 30 personas fueron asesinadas en el estado de Pernambuco, según la Secretaría de Defensa Social de Brasil. Fue el año con la mayor cantidad de homicidios registrados desde 2007 en la entidad brasileña.
Durante esta semana, Ratton continuará participando en una serie de foros sobre ciudadanía, violencia y seguridad pública con el apoyo del Centro de Actualización Profesional (Ciap), el Instituto de Ciencias Penales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Efecto Cocuyo y Redes Ayuda.
