Con las calles vacías y los locales cerrados amaneció la parroquia Sucre, específicamente en Catia, la mañana de este miércoles 8 de julio. La escena responde a la radicalización de la cuarentena en el sector, como medida para frenar la propagación del COVID-19.
A los comerciantes de Catia, distribuidos en la avenida Simón Bolívar, Colombia, Argentina y Brasil, no les permitieron abrir sus negocios. La razón: este miércoles era un día de parada ordenado por el gobierno local.
Desde que inició la cuarentena el 13 de marzo de 2020, los vecinos en Catia mantuvieron sus rutinas diarias y las calles estaban atiborradas de personas. El bullicio superaba incluso días festivos como el 24 y 31 de diciembre.
Ni siquiera el intento de imponer un carnet de circulación a los parroquianos de Catia funcionó para controlar la afluencia de las personas.

La parroquia Sucre (Catia) es la que mayor casos comunitarios de coronavirus reporta en Caracas. A la fecha suma 76 casos confirmados, según el balance oficial de este 8 de julio.
La estrategia aplicada esta semana consistió en reforzar la presencia de funcionarios policiales y militares en motocicletas, con la orden de detener a cualquiera que no tuviera permiso de estar en la calle.
“Hoy los guardias nacionales hicieron recorrido junto a los policías nacionales para que las personas no instalaran los tarantines ni los puestos”, contó Yarani Noriega, vendedora de café y cigarros en la avenida Simón Bolívar.
Es la primera vez que Noriega no puede instalar su puesto de comida desde que decretaron la cuarentena en Catia. “No puedo dejar de trabajar, porque cobro por día. Si no vendo mi café, no como”, dijo.
Señaló que desde el lunes funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) custodian las zonas para evitar las aglomeraciones en la calle. “Si no te llevan detenido a ver un video… así me dijeron”, sostuvo.
Más restricciones
Una semana antes, en el mercado municipal de Catia la cantidad de personas superó el límite de capacidad en el edificio. En la calle aledaña, los ríos y ríos de compradores inundaban cada espacio.
“Toda Caracas hace mercado en Catia, porque todo es más barato”, aseguró un comerciante en Pérez Bonalde, quien prefirió no decir su nombre.
Agregó que desde que comenzó la cuarentena en Catia, autobuses provenientes de Petare, Coche y El Cementerio llegan todos los días con compradores para adquirir los productos un poco más barato.
Los precios, en su mayoría, son cotizados en dólares. Una harina de maíz la venden en 1 dólar por kilogramo, la mantequilla 2,50$; el kg de café 2$, la harina de trigo 2$; el azúcar 180.000 bolívares, la sal 0,50 $.
En total, un mercado para una familia de cinco personas puede costar entre 60 y 100 dólares al cambio del día en Catia. “No puedo decir que pueda pagar todo lo que se vende aquí, pero al menos una harina pan y azúcar me puedo llevar a la casa por 2$”, sostuvo un vecino de Catia, que pidió no publicar su identidad.
A las 10:30 de la mañana se disponía a hacer mercado, pero al ver todo cerrado se regresó con la bolsa vacía. “Me asusté al no ver al gentío. Pensé que había pasado algo, o que realmente hubo un brote del virus ese, la corona”, dijo.
El próximo día de parada será el domingo 12 de julio.
En Catia sí hay casos
Hasta este 8 de julio, en Venezuela registra 8.010 casos confirmados de COVID-19 y 75 personas fallecidas. Este miércoles, el balance oficial reportó 12 nuevos casos en la parroquia Sucre, la que más casos confirmados suma en toda Caracas.
Aun así, con las cifras en constante crecimiento, algunos vecinos en Catia tienen desestiman la pandemia y creen que no es verdad.
“Yo no creo que ese del coronavirus sea real”, comentó un vendedor ambulate de café, que usaba su tapabocas en el cuello y guantes de látex.