Son pequeñas, pero esenciales para la biodiversidad del planeta: las abejas son los mayores polinizadores y contribuyen con la seguridad alimentaria, ya que un tercio de la producción mundial de alimentos depende de ellas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Pero, en las últimas décadas, las poblaciones de abejas han disminuido por diversas razones, entre ellas, los cambios en patrones climáticos, pérdida de hábitats y el uso excesivo de agroquímicos como pesticidas.
En alianza con Noticias Sin Filtro, le contamos algunos datos sobre las abejas y qué pasaría en el planeta sin ellas.
Existen más de 20 mil especies
Las abejas habitan en todos los continentes, menos en la Antártida. Están divididas en siete familias principales: Andrenidae, Apidae, Colletidae, Halictidae, Megachilidae, Melittidae y Stenotritidae.
En 2020, un equipo de científicos de Singapur y China logró hacer un mapa de la distribución global de las abejas; y confirmaron que, a diferencia de aves y mamíferos, hay más especies de abejas en áreas secas y templadas, alejadas de los polos, que en ambientes tropicales más cercanos al ecuador.
Son grandes polinizadores
A pesar de su pequeño tamaño, las abejas son consideradas como los polinizadores más comunes: recogen el polen de las flores y lo esparcen, permitiendo que las plantas se reproduzcan.
Más de 200 mil especies animales son polinizadores, entre mariposas, pájaros y murciélagos. En ese número, están incluidas las más de 20 mil especies de abejas conocidas, que proporcionan alimentos como miel y jalea y pueden contribuir con el control de algunas plagas.
Datos de la FAO indican que la polinización contribuye con la producción de más del 75 % de los cultivos del mundo, incluidas frutas, hortalizas, frutos secos y semillas. Asimismo, aumentan el rendimiento de los cultivos y mejoran la calidad de los alimentos.
¿Qué pasaría en un mundo sin abejas?
El planeta depende, en gran parte, de la supervivencia de las abejas. Un declive de sus poblaciones puede afectar directamente la salud y equilibrio de los ecosistemas.
Al menos el 90 % de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse, según la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes).
Pero la pérdida de hábitat y el excesivo uso de plaguicidas supone una amenaza para las poblaciones existentes de abejas y las plantas que dependen de ellas. Otras investigaciones apuntan a que la contaminación del aire interfiere con la capacidad de las abejas para buscar el alimento de forma eficiente, volviéndolas más lentas.
Además, los cambios en patrones climáticos pueden alterar la floración de las plantas con los requerimientos de las abejas, reduciendo la disponibilidad del alimento para las abejas y el planeta.